martes, 28 de octubre de 2008

Te escribí.


Muchas veces siento que en ninguna parte encajo, no alcanzo, no combino, y es que no comprendo por qué este mundo es tan negro, o tan blanco, me siento como el arcoiris en un cajón. Una luminosa sonrisa con dientes suavecitos me invita a soñar un momento, ¿soñemos?, Y ahí es cuando de la nada aparece un niño, no tan niño porque sus primaveras dieron un salto desde que lo conocí, modificando sus años, aumentando un numero, no entiendo cómo es que te encontré, cómo me comprendes sin explicación, cómo es que no te aburres de escucharme tanto comentario estúpido, es como mi puerta de salida, a NUESTRO MUNDO.
a veces lo imagino mirando al cielo, recordando no se qué, una miranda, unos ojos felices, irreverentes con poderes mágicos, que aunque no los veo se que existen y que quiero nadar en ellos y ahogarme justo ahí. La sonrisa suavecita se pone seria y me deja recordar que a este niño lo conozco la mitad, no toco sus manos, no miro sus ojos, no beso sus labios ¿será real?, su voz parece irreal cuando escucho cada palabra irse en una nube, cuando en nuestro mundo me sumerjo en colores y hay un especial lugar para mi, para él, para ambos.