viernes, 12 de diciembre de 2008
Viaje a nada.
Solo esperé cinco minutos, estaba oscuro y mi soledad en el paradero se terminó al pasar la micro, me subí mientras comenzaba mi canción favorita saliendo por los audífonos, la máquina iba vacía, pero aun así me senté atrás, muy atrás, el reflejo de la ventana evidenciaba mi cara algo demacrada, estaba muy cansada pero me distraje mirando las luces de los autos que pasaban mucho más rápido afuera, me vino a la cabeza la idea de que si la micro volara, llegaría muy rápido, aunque si todas volaran el tráfico sería en el cielo, mientras intentaba solucionar el asunto de las máquinas voladoras comenzó una canción de rock chileno, la escuchaba... cada frase rondaba por mi cabeza, me convencí de que algún día tenía que ver esa banda en vivo, quizás con amigos. Ibamos llegando al cerro 15, estaba ya a pocos minutos de mi casa y recordé que un día habíamos quedado de venir al cerro a hacer un picnic, pero ellos ya no están como antes, puede que mas cerca pero demasiado tóxicos. La micro dobló en la rotonda, alguien se mareaba siempre en esa vuelta, me pedía que no le hablara y cerraba los ojos, pero antes, antes de subirnos era todo lindo, en fin ya no hay. Se me terminó la pila del mp3, pero ya faltaba poco para bajarme, lo guardé y me arreglé el pelo con el reflejo de la ventana, me paré y recordé que al día siguiente tendría un largo día, la máquina abrió sus puertas, puse un pie en el suelo y todo se volvió gris.